jueves, 20 de enero de 2011

& volvio a tomar mi cabeza entre sus manos. No pude respirar.
 Vacilo... No de forma habitual, no de una forma humana, no de la manera en que un hombre podria vacilar antes de besar a una mujer para calibrar su reaccion e intutir como le recibiria. Tal vez vacilaria para prolongar el momento, ese momento ideal previo, muchas veces mejor que el beso mismo.
 Se detuvo vascilante  para provarse a si mismo y ver si era seguro, para cercionarse de que aun mantenia bajo control su nesecidad.
 Entonces sus frios labios de marmol presionaron muy suavemente los mios.
 Para lo que ninguno estaba preparado era para mi respuesta.
 La sangre me hervia bajo la piel quemandome los labios. Aferre su pelo con los dedos, atrayendolo hacia mi, con los labios entreabiertos para respirar su aliento embriagador. 


Crepúsculo, Confesiones (pág. 287/288)

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