lunes, 12 de marzo de 2012

-Veni, vamos...- y me dio la mano.
Salimos de la habitación, del ruido de la música y el frío nos golpeo la cara. Me puse su campera que me estaba dando, y me volvió a dar la mano, seguimos caminando por la noche fría hasta que llegamos a su camioneta, subimos los dos, y sentí de nuevo ese olor a cuero, ese olor a su perfume, a él.
- Mirame, ¿que hago acá?- te dije, sin mirarte a los ojos,  no iba a poder mirarte a los ojos.
- Estar conmigo.- vos no me sacabas la mirada de encima, me estabas quemando con esos ojos.
- ¿Y mañana?¿Qué vamos a hacer?- mi voz se empezaba a quebrar y las lágrimas amenazaban con caerse de mis ojos. 
- Lo que necesitas es que alguien te enseñe a ser feliz, mañana vamos a hacer lo que haya que hacer, mañana, ahora voy a hacer lo que haya que hacer para ser feliz, ahora.- y te sentí, esos labios que necesitaba, esas manos en mi nuca, tu nariz contra la mía. Y tenias razón... necesitaba ESA felicidad.

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